sábado, 12 de marzo de 2011

HIJO PREDILECTO DE HUAROS GENERA EMOCIONES ENCONTRADAS

“Él es uno de nosotros, ¡secuestro antes que partida!”- gritaban  enérgicamente los pobladores de Huaros, un pueblito de Canta en la sierra de Lima norte.
Carlos Mendoza, sacerdote español de la orden franciscana e hijo predilecto de Huaros por adopción voluntaria, originó caos y desconcierto social en la población al anunciar en medio de la prédica dominical su partida luego de quince años. Los pobladores se congregaron en la plaza central inmediatamente terminada la celebración eucarística para encadenarse a la puerta de la iglesia y dejar en claro y con energía que prefieren secuestrarlo antes que dejarlo ir si el arzobispado no anula la resolución. Como el pueblo de Fuente  Ovejuna, todos a una, no entendían razones ni humanas ni divinas.
La razón de esta actitud es el trabajo social que viene desempeñando el sacerdote quien complementa sus tareas en el despacho parroquial con las de empresario – panadero con visión de futuro. “Con lo poco que le pagan las familias por el crocante y fresco pan refacciona la iglesia que hoy ve usted, cuando empezó todo era polvo y esteras”- dice el teniente alcalde en medio de los gritos de la población. Y el más anciano del lugar agrega: “con las donaciones de algunos de nosotros y rifas de objetos que consigue por gratitud a él ha logrado poner en funcionamiento un albergue para los niños huérfanos o cuyos padres trabajan lejos y no pueden hacerse responsables de ellos”.
Después de unas horas de alerta pública se supo que el arzobispado dio marcha atrás y decidió dejar en su puesto a este querido hijo de Huaros, quien siente esta tierra más suya que nunca aunque no lo vio nacer.

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